DOS DESPIDOS MÁS
Esta semana la Dirección ha ejecutado dos despidos en las oficinas de la Finca, en Madrid; uno fue el lunes y otro esta misma mañana.
La persona que el lunes la Dirección puso de patitas en la calle prestaba sus servicios en el área de Factoría de Red y IT, en la parte de Sistemas, desde hace un par de años; como dato personal, nos ha dicho que en pocos meses será padre por primera vez. El despido de hoy ha sido para otro trabajador de la Finca, también del área de Factoría de Red y IT, esta vez en Ingeniería.
No ha habido avisos previos, conversaciones, indicaciones o señales de que los empleos de estas personas peligraban. En el primer caso, con la excusa de una convocatoria de trabajo ordinaria con uno de los responsables del área, el compañero se presentó en una sala con su portátil y algunos informes y papeles… Allí se enteró de que la reunión no iba ser como las demás y que ese sería su último día en la empresa. Sin apenas explicaciones por parte de sus jefes, le dieron a firmar el finiquito y le despidieron. En el despido de hoy ha pasado prácticamente lo mismo.
No es normal que las trabajadoras y trabajadores de Orange no tengamos la oportunidad de ser escuchados antes de que estas decisiones empresariales tan traumáticas se ejecuten. Solo en el acto del despido se oye la versión del empleado y de poco sirve entonces, porque llegados a ese punto, la Dirección ha puesto ya en marcha su maquinaria y no atiende a razones. Resulta incomprensible que puedan tomarse este tipo de decisiones sin escuchar siquiera a los afectados y que el primer aviso sea también el último y definitivo. La gestión de personas en Orange es lamentable, por mucho que publiciten el cuento ese de la empresa digital y “humana”. Porque ¿qué tiene de humano echar a la calle en plena pandemia y sin motivos a dos trabajadores, uno de ellos esperando el nacimiento de su hijo y otro que llevaba en la empresa más de 16 años?