En este tiempo diferente y complicado que nos está tocando vivir, con una pandemia que todos los países se están volcando en erradicar en el menor tiempo posible, como no podría ser de otra manera, continúa otra plaga que viene de mucho más atrás y que se está convirtiendo en eterna. Por desgracia, esta otra pandemia no cuenta con la misma implicación ni con los mismos apoyos para extirparla de la sociedad: nos referimos a la violencia contra las mujeres.
No dejemos que la violencia contra las mujeres, la violencia de género, la violencia machista, se convierta en una pandemia imposible de erradicar y especialmente no dejemos que quienes la niegan, igual que al actual virus, COVID-19, sigan engañándonos.
Pero mientras los gobiernos se ponen a ello, ratificando tratados, aprobando leyes o proporcionando los recursos necesarios, empecemos a trabajar para erradicar la violencia contra las mujeres en el ámbito laboral:
- Eliminemos la violencia sexual en el trabajo, no seamos partícipes de las actuaciones machistas en los centros de trabajo, ni encubridores de estas situaciones.
- Eliminemos en el trabajo el acoso sexual o por razón de sexo sabiendo lo que es, identificándolo.
- Podemos eliminar el machismo formándonos en igualdad también en el trabajo.
- Eliminemos el acoso ambiental cortando las cadenas, los chismorreos, los chistes sexistas, los comentarios sexuales obscenos, las insinuaciones sexuales, las bromas denigrantes, la difusión de rumores sobre la vida sexual de las personas, y las formas obscenas de dirigirse a ellas.
- Eliminemos la violencia de género dejando de justificar las acciones de los acosadores y dejando de culpar a las mujeres.
- Eliminemos la violencia de género creyendo a las mujeres y dejando de juzgar su comportamiento y aspecto, y aislando a los acosadores.
- Eliminemos la violencia de género respetando a las compañeras y tratándolas como iguales.
- Podemos eliminar la violencia sexual en el trabajo no siendo partícipes de comentarios y actuaciones sexistas que, por pequeñas que sean, son el sustento en el que germina la violencia.
Ninguna violencia ni acoso sexual deben ser consentidos ni considerados irrelevantes. No debemos callar ni proteger a quienes abusan. No hay que amparar ni justificar las acciones de los violentos, porque eso también es violencia de género.
No seamos cómplices de esta otra pandemia.
