A diferencia de otros idiomas vecinos, el español distingue claramente entre ser y estar. Ser es formar parte de una corporación o comunidad, haber o existir, esencia o naturaleza. Estar es hallarse en este o en aquel lugar

En la Comunidad de Madrid, que goza de casi seis millones de habitantes (5.964.143), las mujeres somos algo más de la mitad (3.076.425).

Nosotras, las mujeres trabajadoras, somos parte de un colectivo cada vez mayor. Sin embargo, en el 3er. trimestre de 2005 en la Comunidad de Madrid sólo estamos activas 1.361.500, y de ellas, 1.262.700 estamos ocupadas y 98.800 en paro, frente a 1.614.100 hombres ocupados y 90.300 parados. O sea, las mujeres somos el 53% de la tasa de población activa, mientras que los hombres son el 72,06% (la tasa de paro es de 7,26% en las mujeres frente al 5,30% de los hombres).

La tasa de actividad es el porcentaje de personas entre 16 y 64 años con trabajo remunerado o que lo están buscando activamente (apuntadas a las listas del “paro”). Eso significa que en la Comunidad de Madrid hay más hombres que mujeres formando parte de la tasa de actividad.

En el mundo sindical de las comunicaciones y transporte de Madrid, el porcentaje de afiliación de mujeres a CC.OO., a diciembre de 2005, es del 26,26%, o sea, 6.068. Y el número de delegadas no es mucho mejor: 523 mujeres (frente a 1.587 hombres).

Un dato muy llamativo, sin embargo, es que, frente al resto de sindicatos (UGT, CGT, USO, independientes, etc.), el porcentaje de nuestras delegadas es superior al de nuestros delegados respecto a esos mismos sindicatos (44,04% de delegadas de CC.OO. frente al resto de sindicatos, frente al 40,42% de delegados de CC.OO. también frente al resto de sindicatos). O sea, que nosotras sabemos que CC.OO. es nuestro sindicato. Pero con saberlo no basta.

¿Por qué esa baja representatividad femenina de puertas para adentro, desproporcionada en relación al número de trabajadores y trabajadoras? En el universo laboral, tan fuertemente masculinizado en ritmos, en tiempos y en espacios, la presencia de la mujer en los ámbitos sindicales de decisión, como mesas de negociación colectiva y cuadros sindicales, es fundamental para arreglar una problemática laboral específica y diferenciada, en tanto que mujeres, que repercute directamente en nuestra vida familiar y personal. Entonces ¿por qué si somos más estamos menos?

Tenemos que estar más para hacer más. Y donde tenemos que estar es en los órganos competentes para tomar decisiones, tenemos que ser afiliadas y delegadas.

Porque sólo nosotras conocemos de primera mano qué problemas tenemos y cómo deben ser resueltos. Y no basta con conocerlos: es imprescindible darlos a conocer. Como en un juego de círculos concéntricos: porque estamos en el mundo, y porque estamos en el mundo laboral, debemos estar en nuestros comités, en nuestras secciones sindicales, y en la primera línea de decisión: en las mesas de negociación colectiva, en las secretarías, en las comisiones ejecutivas y permanentes, en los consejos, en los congresos…

Si queremos solucionar nuestros problemas, y queremos porque lo necesitamos, tenemos que poder decidir e implantar las soluciones. Pero para decidir, hay que estar. Cuantas más afiliadas seamos, más y mejor representatividad tendremos.

Madrid, enero de 2006.